No existe la cordura si hablamos de amor
«Esta
hinchada que te sigue a todos lados, se merece otra vez salir campeón»,
sonaba atrás mío cual ola inmensa estremece tu cuerpo si estás de espaldas al
mar. No tenía celular a la mano para anotarlo, pero me prometí no olvidar ese
fragmento de canción, porque fue el momento exacto en el que me olvidé del
partido que sucedía en frente y volteé para admirar toda la popular: miles de
gargantas, una sola voz, un solo amor. Y es que el marco que se veía en el
Nacional era un océano de hinchas delirando de pasión por la vocal más hermosa.
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Foto: Una Locura |
Miré a los de Occidente y a los de Oriente contagiarse de aquel cántico y lo que decíamos cobraba más sentido: esta hinchada que colmaba gran aforo del Nacional, que en verdad te sigue a todos lados sin importar distancia, que se juega todo por irte a alentar, que deja miles de cosas por acompañarte noventa minutos, sí se merece salir campeón. Esta hinchada que no vive de excusas, que no recibe salario por tan solo estar, que no le pagan por viajar o por cantar, sí se merece un campeonato más. Observar toda esa multitud, destrozando la garganta, saltando como niños, cantando con tanto fervor y gritando con tanta intensidad, es algo que solo te eriza la piel si estás ahí. Y justo allí, en medio de tanto grito y alboroto, reafirmé lo feliz que soy cuando voy a verte, Universitario.
Estoy segura de que no fui la única que salía por los túneles del Nacional renegando por el resultado, por los goles que nos fallamos y por el que nos empató. Sin embargo, mientras caminaba hasta mi paradero, mi mente iba evocando lo que me costó llegar esa noche y resumí esos noventa minutos en pura felicidad. Y aunque me cerraba a la idea de sentirme feliz con tan amargo resultado, me di cuenta de que es el efecto que siempre logras en mí, es la manera en la que te aprendí a amar, es la razón por la que te sigo y hago lo imposible por estar a tu lado.
Lo que siento al gritar un gol tuyo es puro éxtasis, mis sensaciones son enajenadas en tan solo segundos; es tan corto el momento pero tan perdurable la alegría. Regresé al instante en que desgarré la garganta cuando vi entrar el balón en ese arco que estaba al extremo mío, tan lejos y a la vez tan cerca. Recordé que grité pensando en todo lo que viví ese día. Con el gol y tremenda hinchada detrás, me importó poco pasar toda mi mañana y tarde en una odisea por conseguir entrada. La caída que tuve y el dolor en el tobillo con el que llegué al estadio, solo aumentaban mis ganas de cantarte.
Nos empataron y saboreé la desazón, pero lo que había causado tu gol en mí, era más fuerte que ese gol al último minuto de los del Rímac. Sé lo que se siente anotar al minuto noventa contra un clásico rival, pude entender la felicidad de los que estaban en Sur, pero un gol tuyo después de un día tan mierda no tiene comparación a nada. El eco de tu hinchada en el Nacional ensordecía mi amargura. No había espacio para no ser feliz; es que alentarte siempre será la cura para cualquier mal.
Fue por eso que no pude seguir renegando. Tanta felicidad por tenerte anuló el sinsabor. Pueden hablar de jugadas y formaciones que pudieron ser, jugadores que no debieron estar y otras cosas técnicas más, yo solo quiero hablar de lo que me haces sentir. Estar a tu lado no lo cambio por nada y amarte es un placer. La tristeza se pierde cuando estoy contigo, mis problemas se desvanecen por noventa minutos y no sé de impedimentos si tengo que acompañarte. ¿Cómo le explico a la razón lo que es amarte? ¿Cómo agradezco a la vida por tenerte? ¿Cómo logras hacerme feliz tan fácilmente? Yo no celebro empates, celebro ser hincha de un grande como tú. Nos vemos el sábado, mi merengue querido. Volveremos.
Hola Rayza, es genial leer lo que plasmas con esa pasión que a muchos nos falta, soy crema de toda la vida y reconozco que no he seguido al equipo con mucha frecuencia. Demás esta dar excusas pues lo concreto es que la U merece salir adelante. Éxitos y ya sabes...Y dale Tú (yo también me portaré por si acaso :p)
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