Poetas vs. Cremas




¿Qué me estás haciendo, Universitario? Eres capaz de hacerme sufrir, renegar y angustiarme durante 45 minutos; darme 15 minutos para calmarme y luego regresar otros 45 minutos más, para darle alegría a mi vida. El Mansiche ha sido una montaña rusa de emociones por 90 minutos.

Me diste un primer tiempo que me volvía a ese pensamiento de que sin el goleador no hay equipo, donde me cuestionaba la ausencia de la Pulga y de Guasta. Jugaste impaciente y hasta asustado, diría yo; la desesperación la tenías tú en la cancha y yo en la tribuna, veía como los poetas podían desordenar tu formación, no encontrabas por donde llegar al arco contrario, te tenían dominado y la sangre ya se me empezaba a calentar. Tuvimos un par de oportunidades, pero ajustadas y no bastaron. En la contra, Hohberg ponía la gota de angustia cada vez que llegaba a nuestra área. Llegaba el final de ese primer tiempo y junto con él: la calma, más aún cuando salió una roja para Cruzado por falta a Benincasa, quedaba jugar contra diez, se volvía más fácil, había que aprovechar.

Y así lo hiciste, regresaste más letal, ya podías armar bien tus pases hasta llegar al área rival sin tanta complicación, así llegaron intentos de Trauco y Manicero para la emoción, ¡en los primeros 10'! Cáceda pudo lidiar mejor con Hohberg y en el minuto 60 apareció Guti para desatar la euforia en el Mansiche: rebote en cada pierna, un giro y gol directo al arco. Desesperaste al rival tanto, que en dos minutos vivió dos expulsiones: chau, Ciucci y Comizzo.

Seguiste imparable, firme en tu juego, tú recitabas mejor tus jugadas que los poetas, eras emoción y verte, fue poesía pura. Y con esa manía, tan hermosa, de guerrear hasta el último minuto que has adquirido, se venía una de Manicero, cerca a los 90’, que en el intento de ser bloqueada la convirtieron en penal. Esquina inferior a la derecha y gol del Orejas para cerrar el partido, para alegrar a la hinchada, para la confianza del equipo, para demostrar que la U es local donde vaya, que ya no depende de un solo jugador para arremeter, que es uno solo, todos pueden sudar la camiseta como su historia lo exige y este plantel ya lo tiene claro. Un partido de nueve contra doce: once en la cancha y uno más en la tribuna, caminando a tu lado, tu hinchada siempre presente se volvió local en Trujillo y tu presentación se convirtió en la alegría popular, de nuevo.

Comentarios

  1. Buena redacción... La U es una forma de vida... es la vida misma.

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  2. Pena máxima merecemos aquellos que hemos ignorado la existencia de tu blog. Me declaro culpable y espero benevolencia para merecer solo cadena perpetua. Leyendote me parecio estar viendo el partido,congratulaciones.

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